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Trinity Barrios, una adolescente de Puerto Viejo de Sarapiquí, tuvo la experiencia de su vida -junto a otras 14 jóvenes costarricenses- en un campus de la NASA. La herediana sueña con ser astronauta.
Por: Daniel Zueras
Trinity Barrios Dávila tiene apenas 13 años y tiene claro que quiere dedicarse a la ciencia. Sueña con ser astronauta y a finales del año pasado dio un paso adelante para conseguirlo, al ser seleccionada por la fundación colombiana She Is (que opera en Colombia, Perú, Ecuador, Costa Rica y República Dominicana), dentro del programa ‘Ella es astronauta’. La de Barrios fue la primera misión desde Costa Rica y acaban de cerrar el proceso de selección del segundo curso para niñas entre 11 y 16 años.
El citado programa, que busca fortalecer el interés de las niñas en el estudio de las áreas relacionadas con el STEAM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Artes y Matemáticas, por sus siglas en inglés), incluye una inmersión de una semana en el Space Camp de la NASA, en Houston (EE UU). La fundación busca “empoderar a las niñas y mujeres en condiciones de vulnerabilidad por medio del emprendimiento y la educación en ciencia y tecnología”, según aparece en su propia página web.
Además de esa semana en Houston, el programa completo constaba de cuatro meses cuatro de clases virtuales sobre liderazgo, género, derechos humanos y habilidades para la vida, educarse sobre salud mental, salud menstrual y prevención del embarazo adolescente; también tuvieron charlas con astronautas o personas destacadas de la NASA. Incluso tuvieron la oportunidad de conocer a Sandra Cauffman, una costarricense muy relevante dentro de la NASA, en un reciente evento de la UCR que le otorgó el doctorado Honoris Causa.
Trinity cursa octavo año en el Liceo La Virgen de Sarapiquí y se ha convertido en toda una estrella entre sus compañeros y su comunidad, dando charlas en la zona.
Fue su madre, Yendry Dávila, la que supo de la existencia de ‘Ella es astronauta’, viendo el noticiero del mediodía. Comenzaron el proceso de inscripción (junto con otras 600 niñas), pasó la preselección y finalmente quedó entre las 15 participantes costarricenses (y un grupo de 10 niñas de República Dominicana). “No hay forma de explicar la felicidad que yo sentí en ese momento”, cuenta Trinity.
Para entrar dentro de ese selecto grupo era necesario contar con excelencia académica y una especial predilección por las áreas STEAM, requisitos que cumple de sobra, con promedios superiores a 90 y 95. Saberse elegida fue impactante para ella: “Siempre les he dicho a mis papás que mi sueño era ir a la NASA. Ser astronauta para una niña que siempre ha soñado con eso… Fue un shock”.
El apoyo de su familia y de la escuela para que Trinity pudiera cumplir su sueño ha sido fundamental. Su familia siempre ha estado ahí para ella y el Liceo se sumó desde que esta joven entró a formar parte del programa, cuando “empezaron a apoyarme con mis charlas, me brindaban espacios del aula virtual y el permiso para faltar algunas lecciones, que coincidían en horario con las charlas”.
Trinity apunta hacia el futuro y tiene claro que quiere estudiar Física en la Universidad de Costa Rica, pero no piensa quedarse solo con eso: “Quiero sacar un bachiller en Física, otro en Matemáticas y luego la Maestría en Astrofísica, también en la UCR. Pero quiero estudiar también Astrobiología, tendría que salir al extranjero y quisiera estudiar en Harvard o en cualquier universidad que me pueda brindar una beca en el extranjero, para después ir a trabajar a la NASA”.
En el hogar de las estrellas
Los cuatro meses de preparación virtual dieron sus frutos durante su estancia en Houston. “Lo que hicimos en el Space Center fue aplicar lo que habíamos visto, como robótica o hábitat lunar. Lo llevamos a la realidad, hicimos cohetes de verdad, maquetas de cohetes. Es muy chiva saber que en algún momento nuestra humanidad va a establecerse en la Luna. Hicimos un proyecto en el que teníamos que informarnos muchísimo acerca de la Luna, de sus cráteres, donde teníamos que colocar ese hábitat para que fuese funcional… Era más que todo investigación, que es lo que más me gusta”.
Estar en un grupo de más de 20 niñas fue retador, especialmente porque son jóvenes acostumbradas a liderar. Pese a ello, “siempre nos hemos llevado muy bien. Obviamente, todas estamos acostumbradas a ser competitivas y a tener esa ambición por ganar. Pero era parte también de lo que nos mostraba la fundación, nos mostraron como teníamos que aprender a convivir en grupo”.
Ahora inicia otro proceso en el que la Fundación She Is acompaña a las jóvenes del programa hasta los 18 años, en que tienen que desarrollar un proyecto. En el campus en EE UU, Trinity inició la búsqueda de la solución de una problemática: la creación de unas botas magnéticas espaciales para reducir enfermedades en astronautas, un proyecto para el que escogieron a diez chicas costarricenses y cinco dominicanas. “Gracias a que quedé en segundo lugar con este proyecto, ahora a lo largo de mi vida se supone que tengo que desarrollarlo y patentarlo”.
También está dando charlas en colegios para alentar a los niños y las niñas a estudiar carreras relacionadas con el STEAM, charlas en las que les explica su experiencia en la NASA.